Eso dijo anoche alguien después de cinco horas en la azotea del pabellón de las Comunidades de la Expo, retransmitiendo la inauguración para la SER y Localia. Y en efecto, habemos Expo: está aquí, en el acto institucional de 5000 "minivips, vips y very-vips" (como bromeaba ayer un reportero de CQC), en los miles de personas que se agolpaban ayer en la pasarela de Manterola para ver los fuegos artificiales, en los rios de tinta que está haciendo correr en los medios, etc.
Ahora llega la prueba de fuego: que no es tanto valorar la calidad arquitectónica - que creo que está fuera de duda -, o si se llegaba a tiempo o no, sino ver si esta Expo sirve para avanzar y consolidar eso que se ha llamado la Nueva Cultura del Agua: una nueva gestión del agua desde la sostenibilidad. Y para ello, harán falta varias cosas: que el espectáculo no lo inunde todo y deje espacio para el contenido; que los debates se produzcan; que trasciendan y se plasmen en un documento; pero sobre todo, que todos aquellos y aquellas que tengais algo interesante que decir sobre la gestión del agua, lo hagais: dentro o fuera de la Expo, de manera formal o informal, en tochos sesudos o mediante las manifestaciones artísticas más vanguardistas... es igual. Pero el debate y la apuesta por una Nueva Cultura del Agua es una cuestión de emergencia y extrema necesidad: más de 1100 millones de personas en el mundo carecen de acceso al agua potable, y más de 3000 niños mueren al día por problemas relacionados con el agua. Estamos, por lo tanto, ante una emergencia, así que cumplamos con nuestra obligación y dejemos las bases, entre todos, bien sentadas.
No creo, por otro lado, que eso esté reñido con la cultura, el arte y el disfrute, así que a disfrutarlo!