"Las sociedades occidentales han perdido el norte que le trazó la modernidad: esto es, las recurrentes grandes promesas incumplidas de la modernidad. Se dijo que iba a conquistar la Tierra y la ha devastado; se dijo que iba a conseguir la paz perpetua y ha hecho del mundo un polvorín; se dijo que con la ciencia íbamos a construir la felicidad, y la ciencia, en manos de unos pocos, muestra con demasiada frecuencia sus efectos devastadores; se dijo que íbamos a crear un mundo lleno de sentido y, como al Peter Schlemihl del cuento de von Kleist, como el Matías Pascal de la novela de Pirandello, como el Ingatius Reilley de La conjura de los necios, se nos ha perdido la sombra, se nos ha hurtado la identidad, se nos ha negado la dignidad. El futuro es incierto y el pasado está oscurecido por la idea de progreso. ¿Acaso no son razones suficientes para estar perplejos?. Parafraseando a Woody Allen, podemos resumir: "Dios ha muerto, Marx ha muerto, la historia ha muerto y yo me encuentro francamente mal".
sábado, 27 de marzo de 2010
El gobierno de las palabras
Leyendo El gobierno de las palabras, de Juan Carlos Monedero, me acabo de encontrar un párrafo redondo, que quiero compartir con vosotros y vosotras:
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