El diario español El País abría hoy con el siguiente titular: “El 73% de los trabajadores cree que no hará la huelga general”. Este dato está sacado del barómetro que Metroscopia hace regulamente y en el que se pregunta también por la percepción de la crisis y por la situación política en general. No pretendo hacer un análisis exhaustivo de la encuesta, pero hay datos en ella que llaman poderosamente la atención. Sobre todo, porque no es la primera vez que aparecen.
En primer lugar, el titular de portada respecto a la Huelga General llama la atención. Estamos asistiendo, probablemente, a lo que dentro de unos años los historiadores llamarán un cambio de ciclo - si no el final - del Estado del Bienestar. En la ya clásica contradicción capital / trabajo, el capital gana terreno, mientras que el trabajo paga una fiesta que, si bien disfrutó, desde luego, no organizó. Sin embargo, las y los trabajadores, no se muestran dispuestos a secundar la Huelga General, pese a que el 54% piensa que está justificada. Los argumentos esgrimidos (no aparecen en la encuesta, pero sí se oyen en las calles), de dos tipos: unos aluden a la inevitabilidad de las medidas adoptadas por el PSOE, recordando que en todos los países europeos se están haciendo reformas similares. Otros, a la escasa credibilidad de los sindicatos, que están viendo cómo se cuestiona el papel que, hasta ahora, han jugado en la sociedad europea.
Pero si seguimos con la encuesta, el siguiente apartado pone de manifiesto que los dos principales líderes políticos, el presidente del Gobierno JL Rodriguez Zapatero, y el líder popular Mariano Rajoy, suspenden clamorosamente en la valoración que se hace de ellos, al tiempo que los encuestados manifiestan mayoritariamente que les inspiran poca o ninguna confianza.
Finalmente, ante la afirmación “Que el actual gobierno socialista lo esté haciendo mal, no significa que un gobierno del PP lo fuera a hacer mejor,”, el 77% de los encuestados se muestran de acuerdo.
Ya sé que estos datos no aparecen por primera vez, y también conozco las limitaciones analíticas de este tipo de encuestas, pero hay cosas que no se pueden dejar escapar: en una crisis que algunos calificamos de sostenibilidad (económica, social y ambiental), otros de crisis “sistémica”, y unos y otros coincidimos en que es una crisis global y de enormes dimensiones, los instrumentos básicos de la democracia representativa, también están en cuestión: Ni los líderes políticos inspiran confianza, ni parecen capaces de sacarnos de este lío, ni los canales de representación y lucha de los trabajadores tienen el respaldo que se les supone en la calle.
De esta crisis se está hablando y escribiendo mucho; sobre todo, de sus enormes dimensiones y su profundidad, pero mucho me temo que aún no somos conscientes de lo que puede llevarse por delante.
1 comentario:
Pues sí, y cuando se pierde un logro, se pierde para siempre. Y no veo que haya mucho detrás para pelearlo de nuevo. Acertadísimo artículo
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